sábado, 25 de julio de 2009

él

la luz me iluminó, mientras los peces de rabia andaluza pedían a gritos la noche. sostenida en cuento por Alicia y por sus mentiras rabínicas. sigo pensando en papel, en papel rosado y amarillento en escrituras de lapiceras nuevas, de tintas oscuras, obscuras y obcenas.
miré hacia ambos lados, supuse que se había ido al encuentro, al despilfarro de miles de monedas de oro y plata. otro lo debiera necesitar más que yo. perseguí absurdo mis momentos solo, sin él.
el hombro surgió y regresó siempre. como cada noche. cada noche como su miedo y desespero.

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