de la locura que permitó entrar al sueño más profundo. que permitió y se lo permitieron también. porque uno siempre sabe (a veces solo lo aparenta podríamos señalar) que al despertarse conjuga una suerte de atemporalidad sustancial del sueño y lo va reviviendo todos los segundos de ese largo día en una especie de dopler de lo vívido que se aleja a medida que el día corre. las sonrisas y los llantos, los escrúpulos y los miedos que nos atormentan de noche (a veces también de día) pueden ( esto es, siempre son de) deberse a sensaciones internas.
¿azar, infanticidio, paranoiqués? cualquiera puede ser el mundo visitado y las experiencias fortuitas realizadas. nos acompaña mintiendo, nos revela tapandonos los ojos que el mundo no es más que un mundo donde caben miles de millones.
Lo que no se dice. Ni se hace.
Hace 6 años
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